Al fin y al cabo es inevitable hacer comparaciones, vivimos en una época en la cual la política está presente en todo, incluso en deporte. ¿Pero qué sucedería si fuera el deporte el que estuviera presente en la política?
Los políticos hacen promesas y no pasa nada si no se cumplen. En el deporte lo único que importa es ganar el último partido, nadie vive de promesas incumplidas.
Los políticos nunca quieren ser sustituidos. En cambio, en el deporte, cuando un jugador no está en forma se retira al banquillo, no existen titulares de por vida.
Los políticos siempre buscan el bien de pocos. En el deporte lo más importante es el equipo, las individualidades siempre quedan en un segundo plano.
En política si haces trampas no hace falta que renuncies a tu escaño. En deporte si haces trampas, una vez estas sancionado dos años, si vuelves hacer trampas, no vuelves a jugar en tu vida.
Los políticos solo miran por su partido no por el país. En deporte competir con tu club y tu selección nacional nunca ha sido incompatible.
La actitud es un reflejo del liderazgo. Compara cualquier líder deportivo con cualquier líder político y encontraras al verdadero líder.
Los políticos si pierden las elecciones nunca asumen la derrota. En deporte si pierdes un partido asumes tu derrota y trabajas duro para ganar el próximo.
La estrategia de los políticos es criticar a su rival. Ningún deportista critica a un rival antes de un partido, se centra en mejorar su juego, eso es lo único que importa.
En deporte el reglamento es la base del juego. En política las leyes se cambian dependiendo de quien juegue.