Tu primera travesía en aguas abiertas: el entrenamiento

La respiración, la brazada, el movimiento de pies, todo cambia en el mar, donde una buena orientación es fundamental para alcanzar la línea de meta. Nadar con o sin neopreno, cómo afecta la temperatura del agua, la alimentación antes, durante y después de la prueba y cómo no, los nervios de enfrentarte a un nuevo reto y de superar todos y cada uno de tus miedos.

Todo se puede preparar y mejorar antes de uno de los mayores retos a los que te vas a enfrentar como nadador: tu primera travesía en aguas abiertas.

La preparación de este tipo de pruebas es la combinación de dos aspectos fundamentales: técnica y fuerza los cuales serán junto a la resistencia los objetivos prioritarios de nuestros entrenamientos.

Tu_primera_travesia_aguas_abiertas_entrenamiento_lifeferradaLa técnica supone aproximadamente un 70% del éxito en aguas abiertas, gracias a ella el cuerpo puede evitar esfuerzos innecesarios, algo de vital importancia para focalizar la energía en superar los momentos claves de la travesía. Los pies pasan a ejercer un papel destacado, no por su importancia en la propulsión del cuerpo, la cual es mínima, sino más bien por su faceta estabilizadora, una cadera hundida y unos pies erróneos llevarían al nadador a enfrentar su parte inferior del cuerpo a la resistencia del agua, la cual sería devastadora para alcanzar el objetivo final, la meta. Es por ese motivo que dentro de las rutinas de técnica es imprescindible empezar por un buen batido de pies y una correcta posición de cadera.

Todo se puede preparar y mejorar antes de uno de los mayores retos a los que te vas a enfrentar como nadador: tu primera travesía en aguas abiertas.

Más adelante, una vez se tenga dominado este apartado será momento de perfeccionar la brazada. En el mar el recobro (brazada en su movimiento fuera del agua) pasa a un segundo plano, ya que lo importante en aguas abiertas es la entrada de la mano en el agua, la cual se utiliza como timón y la brazada subacuática responsable fundamental del desplazamiento.

No hay que olvidar la respiración, el tener la habilidad de respirar en frecuencias de cuatro o seis brazadas es importante en uno de los momentos claves, la salida, respirado en frecuencias largas evitarás los típicos e inoportunos golpes debidos a la aglomeración de nadadores y con ello podrás afrontar con garantías el resto de la travesía. Por otro lado, el perfeccionar la respiración bilateral hará que independientemente de la dirección de las olas o la orientación del circuito seas totalmente capaz de dominar y elegir cual es la mejor combinación de respiración posible.

Sin lugar a dudas, la fuerza es la gran olvidada de las rutinas de entrenamientos de los nadadores en aguas abiertas, la mayoría se concentran en la resistencia y la técnica pero no hay que olvidar que la fuerza puede suponer hasta un 30% en el factor éxito. Es por ello que su implantación en los entrenos es una obligación para todos nosotros.

La fuerza la podemos trabajar de dos formas diferentes:

  1. Fuera del agua, utilizando pesas o utilizando gomas así como tu propio peso. Estas dos últimas son las más recomendables, ya que, el cuerpo al tener una resistencia natural o leve en el caso de las gomas asimila mejor el ejercicio y evita lesiones o sobrecargas musculares innecesarias.
  2. Dentro del agua la fuerza se puede ejercitar con la ayuda de gomas, haciendo ejercicios cortos pero intensos o con el soporte de una pequeña resistencia en el bañador, la cual nos permite alargar el ejercicio consiguiendo al final una sesión prolongada de fuerza resistencia.

Por último, el entrenamiento en aguas abiertas se ejercita gracias a una intensidad en el modo de nado. Normalmente el nadador deduce que a más volumen de entrenamiento mejor preparado estará para la travesía, pero esto puede llegar a ser un gran error. El volumen de kilómetros no garantiza una mejora, en cambio el introducir rutinas de intensidad a tus entrenos por encima de tu nivel de nado en travesía, sí. Este tipo de entreno te permitirá acostumbrar a tu cuerpo a ritmos más elevados, así cuando estés en medio del mar y nades a tu ritmo de nado habitual tu cuerpo gastará menos energía y podrás disfrutar más de una de las mejores experiencias que tiene un nadador, su primera travesía en aguas abiertas.

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