Lo primero que tenemos que saber cuándo nos enfrentamos al miedo de nadar en aguas abiertas es que el reto va más allá de nuestro objetivo, ya que, una vez seamos capaces de nadar en mar abierto podremos decir que hemos vencido al miedo y que hemos superado nuestros límites.
El nadador master
Uno no sabe muy bien porque lo hace, al fin y al cabo, mucha gente piensa que no tiene sentido, ¿qué hay de divertido en ir a nadar? Meterse en una piscina, empezar a dar brazadas y entretenerse contando los largos que faltan para acabar el entreno. Algunos días vas por la mañana, otros al finalizar la jornada y el resto, simplemente no tienes un momento para ir, sin embargo ese “ronroneo” en tu cabeza siempre está ahí, a ver si hoy me da tiempo y voy a nadar aunque sean 20 minutos. Tu objetivo siempre está presente; buff queda menos de un mes para la competición y no he entrenado nada, mejor sería no ir este año… ¿abandonar? Nunca! Sabes que las opciones de llegar fino son mínimas, pero qué más da! Irás y competirás a tope no vaya ser que te gane tu compañero…ese que dice que no…